Una educación con sentido y valor

“La deserción escolar es un fenómeno inminente en estos tiempos de pandemia. Desde Educación Relacional, ¿cómo se ayuda a contrarrestar esta situación?”

Esta pregunta surgió en el pasado conversatorio ofrecido por Learning One to One, “De los contenidos al desarrollo de habilidades”. La respuesta es que, al implementar Educación Relacional, tanto antes como durante la pandemia, las instituciones educativas ponen en práctica diversas estrategias basadas en la flexibilización curricular. Esto mantiene a la población estudiantil y a los educadores, comprometidos con sus estudios.

A continuación, damos a conocer algunas de estas estrategias:

1. En la metodología de aprendizaje en cuatro etapas, todos los contenidos se enmarcan en un escenario de aprendizaje que lleva al análisis de una situación de la cotidianidad. Así, los estudiantes aprenden a la vez que aplican sus conocimientos. El aprendizaje forma parte de la cotidianidad, garantizando el desarrollo en cualquier contexto.

2. Los procesos de personalización promueven la motivación intrínseca. Efectivamente, al tomar en cuenta los intereses y necesidades de cada persona en el proceso de aprendizaje, se logra aprender de forma más placentera y natural, lo cual invita a los estudiantes a seguir avanzando, aún en situaciones adversas.

3. Practicar la metacognición constantemente, invita a los estudiantes a razonar sobre sus acciones y decisiones, llevando al estudiante a superarse. Al hacerse preguntas como ¿Qué hice bien? ¿Qué puedo mejorar? ¿Qué significan estos aprendizajes para mí?, los estudiantes desarrollan habilidades de toma de decisiones y aprenden a responsabilizarse por sus acciones. Esto contribuye a aumentar su compromiso por los estudios y a que puedan proyectarse para desarrollar su pleno potencial.

Estos procesos, entre otros, contribuyen a que tanto los estudiantes como sus familias le encuentren sentido y valor al proceso educativo, contrarrestando así la tendencia a la deserción escolar.