Una de las dinámicas para el desarrollo de la autonomía es llevar al estudiante a que se evalúe a sí mismo. Educación Relacional propone acciones relacionadas con el alcance de metas, ritmo de trabajo e identificación de emociones que le permiten ser protagonista de sus aprendizajes.
Puedes ayudar a tus estudiantes a autoevaluarse con estas tres estrategias sencillas:
1. Evaluación del alcance de metas. Evidenciar el avance en cada tarea por medio de una rúbrica que se puntúe con símbolos que sean del gusto del estudiante. Ejemplo:
2. Evaluación por ritmo de trabajo. Al planear, el estudiante proyecta los tiempos para llevar a cabo las actividades según la prioridad de entrega, la complejidad, el apoyo que necesita por parte del educador o la familia y su motivación ante la tarea. Ejemplo: avanzar en un área específica por día u hora durante la semana, empezar por la tarea más sencilla o de menor extensión, entre otros.
3. Evaluación por emociones. Vincular a la evaluación la emotividad que generan las tareas realizadas ayuda a que el estudiante defina cuáles son sus intereses y perfile su proyecto de vida desde etapas tempranas de su escolarización. Además, logra identificar aspectos de su entorno que afectan o benefician su proceso de aprendizaje. Ejemplo: proponer actividades de trabajo colaborativo, vincular el error para que el estudiante tome decisiones que le permitan la mejora continua, resaltar sus logros para que se plantee mejores desempeños, etc.