Educación Relacional considera la evaluación como acción esencial en todo el proceso de aprendizaje. Su objetivo es determinar la efectividad-proceso y los resultados-progreso para tomar decisiones pertinentes que conlleven a la mejora continua. La evaluación se caracteriza por ser diagnóstica.
Se realiza desde el inicio del proceso de aprendizaje con el fin de identificar los conocimientos, habilidades y actitudes con las que cuenta el estudiante, en función de planificar y construir estrategias consensuadas que permitan establecer el puente entre sus conocimientos previos y los nuevos, para determinar el acompañamiento y la personalización que requerirá durante el proceso.
Usa estos tres pasos para enriquecer el proceso de evaluación con tus estudiantes:
1. Identifica el punto de partida de tus estudiantes. Antes de empezar el desarrollo del tema, diseña y ejecuta una actividad que te permita identificar cuál es el punto de partida de tus estudiantes en el tema. Esto puedes lograrlo al proponer proyección de inferencias y ejercicios prácticos asociados a la habilidad o competencia a desarrollar.
2. Personaliza el tema. Una vez hayas identificado las necesidades o potencial desde el que parten tus estudiantes, ajusta las actividades que tengas proyectadas, y plantea a futuro su diseño con base en la información del diagnóstico.
3. Implica a tus estudiantes en la dinámica. Es importante que el estudiante también identifique su punto de partida y conozca las actividades que estará desarrollando. Para lograrlo, comparte con ellos los resultados de su diagnóstico y motívalos a proponer qué podrían hacer para obtener resultados en su proceso de aprendizaje.
Autor: Paola Aguilar
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