¡Soy el mejor desarrollando mis habilidades!
¿Has escuchado esta frase? ¿Estás de acuerdo? Para Educación Relacional, en el desarrollo de las habilidades el “principal protagonista” es cada persona, aunque hay actores que apoyan de forma determinante este protagonismo. Padres y madres deben acompañar el reconocimiento de las características únicas de sus hijos, para impulsarlos a destacarse en un deporte, materia, ciencia u oficio. A estas características se les conoce como aptitudes y a continuación, te compartimos tips para facilitar su desarrollo en la cotidianidad:
- Reconoce las fortalezas de tus hijos. Esto se logra poniendo a disposición actividades y retos, así identificarás cómo se comportan ante distintas situaciones. Ejemplo: juegos, lecturas y audiovisuales apropiados para la edad, prácticas deportivas, salidas al campo o a conocer el entorno urbano, etc.
- Exprésale a tus hijos las aptitudes que identificas en ellos, así como lo que evidencias que deben mejorar. Ejemplo: Entrega recursos (balones, didácticos, material para cualquier arte) que permitan potenciar habilidades según lo que hayas identificado y practiquen juntos.
- Proyecta el desarrollo de estas actitudes pensando en que podrá hacer con ellas en el futuro. Ejemplo: presenta situaciones que amplíen el horizonte de tus hijos en diversas dimensiones de la vida humana, incluso si son campos lejanos al contexto.
- Crea ambientes y mantén siempre el diálogo. Busca que en tu casa se hable o se vean cosas nuevas y diferentes a lo que trae la rutina. Ejemplo: ejecuten en familia actividades que retomen los gustos e intereses de todos los miembros y que así, permitan conocer para qué es muy bueno cada uno. Así mismo, respalden estos espacios con expresiones de apoyo para mejorar el desempeño en las tareas que se ejecuten.
Por último, apoya las decisiones que toma tu hijo y que lo llevarán a ser cada vez más exitoso en eso que lo hace destacar y ser feliz. Así le apoyarás en el desarrollo pleno de sus habilidades.
Autor: Yeffer Alejandro Peña Leguizamón