Los estudiantes pueden desarrollar su habilidad para tomar decisiones, para aumentar su autonomía, ampliar su libertad y la conciencia sobre los efectos de sus acciones.
Las siguientes prácticas fomentan el propósito de toma de decisiones por los estudiantes en la Educación Relacional:
1. Decidir sobre el proceso académico: los estudiantes, por ser los autores de su vida, proponen ideas sobre su plan de área, sobre los temas y las actividades. Para lograrlo, el educador realiza preguntas que potencian la capacidad del estudiante para realizar propuestas pertinentes. Por ejemplo, el educador puede iniciar una conversación en estos términos con el estudiante:
2. Organizar el tiempo: entre todas las actividades que tiene para hacer, el estudiante decide cuál puede hacerse primero y cuál es el orden de cada una. Por ejemplo:
3. Aprendizaje sobre el error: el error es una oportunidad para aprender, no es algo que genere castigo. El educador, preguntando, le ayuda al estudiante a identificar sus errores, a encontrar sus debilidades y aspectos por mejorar.
Para aprender a decidir se necesita que existan espacios de participación y de discusión, donde el estudiante es el actor. Estos ambientes deben ser permanentes para que el estudiante se ejercite logrando mejorar su habilidad para proponer, crear alternativas y elegir entre las mejores.
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