La Educación Relacional se fundamenta en tres principios: cada persona es autor de su vida, cada persona es un actor social y las personas son únicas y diversas.
El estudiante es un actor social porque construye su vida en relación con otros. Por esto que tanto su bienestar y como el bienestar de su comunidad dependen del desarrollo de habilidades sociales en cada individuo.
Un estudiante es competente socialmente cuando aprende a plantearse metas grupales, a tomar decisiones con las demás personas, a ser responsable de su comunidad, y cuando ha desarrollado estas y otras habilidades que aseguran la interacción.
Aquí compartimos tres estrategias para el desarrollo de habilidades de gestión social bajo la Educación Relacional:
La materialización de este principio en las escuelas genera un sistema de relación en el que cada uno contribuye y se responsabiliza por las metas de los demás, eliminando la competencia y el conflicto. El estudiante vuelve más competente y menos competitivo, mejorando constantemente a toda la comunidad.
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