Cómo acompañar al estudiante según su nivel de autonomía

La evolución de la autonomía se encuentra sujeta al desarrollo natural de nuestras capacidades biológicas y a los factores externos que determinan nuestras acciones. A medida que crecemos, alcanzamos niveles de independencia que dan lugar a la búsqueda de apoyo puntual atendiendo a nuestras necesidades. Esta evolución natural se refleja de igual manera en la vida escolar, de acuerdo a las características únicas de los estudiantes.

Educación Relacional reconoce la particularidad en el desarrollo de las personas y propone que el educador apoye de forma progresiva el proceso de autonomía. El acompañamiento incluye las acciones enunciadas a continuación:  

1. Para estudiantes cuya autonomía es dirigida, el acompañamiento debe ser constante y cercano. Ejemplo: el educador se encarga de planear, dirigir y aportar todos los recursos necesarios para las actividades, supervisando el trabajo en cortos espacios de tiempo.

2. A medida que los estudiantes van desarrollando habilidades de planeación y de metacognición, el acompañamiento pasa a ser más orientativo. Por ejemplo, el educador da su perspectiva a partir de las propuestas realizadas por el estudiante, y los encuentros son más cortos y menos frecuentes.

3. Para estudiantes que se desempeñan de forma autónoma, es decir, que tienen la capacidad de tomar decisiones frente a su proceso, el rol que desempeña el educador es de observador, realizando propuestas y retroalimentado el proceso de aprendizaje a pedido del estudiante. Ejemplo: al inicio, durante el desarrollo y en el momento del cierre del plan de aprendizaje, crear un espacio independiente para los estudiantes con estas características.