Cada estudiante es autor de su vida
La Educación Relacional se fundamenta en tres principios: cada persona es autor de su vida, cada persona es un actor social y las personas son únicas y diversas.
En este tip desarrollaremos el significado de la persona como autor de su vida.
Al ser el estudiante autor de su vida es el único responsable del desarrollo de sus procesos de aprendizaje, de evaluación, de autonomía, entre otros. Si el estudiante no es el autor de su desarrollo, el proceso no existe. Esto implica que el uso del prefijo auto (yo mismo) en conceptos como autoaprendizaje y autoevaluación es una redundancia, puesto que si el auto no aprende, nadie aprendió.
De lo anterior concluimos que la función principal del educador es ayudarle a los estudiantes a desarrollar sus procesos, por lo tanto es incorrecto utilizar la expresión: los docentes desarrollan la autonomía de los estudiantes, lo correcto es decir: los estudiantes desarrollan su autonomía.
Por esta razón en FRE el estudiante toma las decisiones que lo llevan a lograr sus objetivos, evaluando diferentes estrategias para alcanzarlos y aprendiendo del error cuando se haya equivocado. El educador asesora al estudiante para que:
- Amplíe su panorama de vida
- Descubra nuevos objetivos personales
- Defina metas pertinentes con su realidad
- Construya estrategias
- Encuentre sus talentos y dificultades para el logro de sus objetivos
- Aporte criterios que contribuyan a la objetividad y el fortalecimiento de las estrategias de evaluación
- Evalúe su proceso ayudándolo a encontrar la utilidad de las acciones y recursos que hacen parte de su plan de trabajo.
El estudiante a partir de sus objetivos aprende a:
- Plantarse metas, escribiéndolas con claridad, distribuyéndolas en el largo, mediano y corto plazo.
- Organizar acciones y recursos para lograr lo que ha planteado.
- Evaluar su proceso académico y personal, aprendiendo a identificar sus logros, sus fortalezas y debilidades, y proponiendo caminos para perfeccionarse.
- Educar su voluntad para superar obstáculos y lograr la disciplina necesaria que le permita mantenerse en la búsqueda de sus objetivos.
La introducción de este principio en educación transforma la manera de comunicarnos con el estudiante haciéndole explícito que él es el único gestor de su vida.
¡Buen trabajo!
