Regresando a la escuela

En tiempos de coronavirus, las prácticas educativas dieron un vuelco total. En muchos lugares, el plan de alternancia inició hace varios meses, por eso ya se conocen diversas experiencias sobre la vuelta “a la normalidad”. En otros casos, el acto de volver a la presencialidad es aún incierto. De cualquier forma, la pregunta que ronda entre los miembros de las comunidades educativas es: ¿a cuál normalidad volvemos?

Para Educación Relacional, el concepto de incertidumbre y el mundo VICA (Volátil, Incierto, Complejo, Ambiguo) de autores como Morin, Skliar, Tonucci, Bauman, entre otros, se retoma para orientar el desarrollo de habilidades necesarias para el siglo XXI, y, sobre todo, para afrontar la vida educativa pospandemia. A continuación, te presentamos tips para que el reencuentro de la comunidad sea coherente con sus experiencias:

1. Enfócate en las necesidades emocionales. Para lograrlo, crea estrategias que permitan descubrir los sentimientos presentados durante el aislamiento: miedo, tolerancia, frustración, solidaridad, etc. El objetivo de esta socialización es facilitar que las experiencias vividas se gestionen hacia el aprendizaje académico, permitiendo generar espacios de diálogo y apoyo, en caso de que se evidencie maltrato psicológico o físico, así como ansiedad por la pérdida de familiares y amigos. 

2. Indaga en los intereses y aprendizajes. En distintas comunidades, existe un afán desmedido por “poner al día” los contenidos que dejaron de trabajarse según los estándares curriculares. Para superar esta situación, los miembros de la comunidad pueden aterrizar los aprendizajes cotidianos en torno a la pandemia: teorías de expansión del contagio, mecanismos técnicos y tecnológicos para crear las vacunas, condiciones del ambiente natural y modificado, movilizaciones sociales, expresiones de la cultura popular y muchos más, para integrar los temas y darles la profundidad académica deseada.

3. Identifica las dificultades no superadas durante el aislamiento. El análisis de toda la comunidad sobre las condiciones desfavorables que no pudieron atenderse, debe crear una matriz de oportunidades y riesgos a superar, formulando estrategias por grupos focales para la consecución de recursos, redes para el apoyo personal o cuidado del medio, anticipación para el manejo de otras eventualidades.

4. Plantea los desafíos para el futuro. Resignificar el virus bajo una interpretación que se aleje del miedo, puede enriquecer la visión sobre el porvenir, reformulando el horizonte pedagógico de cada comunidad para la creación de nuevas metas en las que primen las experiencias emotivas, sociales y económicas que permitan mejorar el medio donde se vive.   

5. Diseña rutas para atender la incertidumbre. Superar el temor a las condiciones inestables, requiere de la participación de todos los miembros de la comunidad, quienes deben reconocer cuáles fueron los recursos, relaciones y experiencias que los han llevado a sobrevivir. Afianzarse en la pregunta de qué se logró en vez de concentrarse en la de qué se perdió, conlleva una necesidad de inventar nuevas formas de ser en el medio actual y de cara al futuro.

Autora: Johanna Harker